Como todos los vicios, hay grados de desarreglos en materia de sexualidad y estos grados difícilmente se mantienen estables. O se baja por el camino fácil del mal, o se sube por la vía heroica del bien.
En materia de pornografía, un niño, un joven o un adulto, encuentran hoy a todo momento a su alrededor la escala completa de iniciación en la adicción al sexo y a la pornografía: desde sutiles insinuaciones sexuales a abiertas inmoralidades y obscenidades, llegando a la pornografía leve y a la pesada.