España, Estados Unidos, Italia, Filipinas y otros 35 países, con el apoyo de la Santa Sede, defendieron, en el año 2002, en las Naciones Unidas, una prohibición total de la clonación, pero aún no han conseguido esta resolución que vendría a poner barreras a este tremendo precipicio que se abre para la humanidad.

Brillante ha sido la defensa que en ese foro desarrolló en el año 2002, el entonces observador  de la Santa Sede, Mons. Renato Martino. He aquí algunas de sus más importantes palabras ante la ONU:

"Existe el riesgo de una nueva forma de racismo, ya que el desarrollo de esta técnica (la clonación) podría llevar a la creación de una ´subcategoría de seres humanos´ destinados básicamente a la conveniencia de algunos otros [...].

La Santa Sede considera que la distinción entre la clonación ´reproductiva´ y la denominada ´terapéutica´ (o ´experimental´) es inaceptable. La distinción enmascara la realidad de la creación de un ser humano con el fin de destruirlo para producir cadenas de células estaminales o para llevar a cabo una experimentación de otro tipo [...]. Sería una nueva y terrible forma de esclavitud.

Por desgracia, no puede negarse que la tentación de la eugenesia todavía está latente, especialmente si la explotan los intereses comerciales. Los Gobiernos y la comunidad científica deben ser sumamente vigilantes en este campo. [...]. No son aceptables los intentos de clonación humana para conseguir órganos destinados a los transplantes (pues implican) la manipulación y destrucción de embriones humanos"[1].

El Parlamento Europeo aprobó una resolución favorable a una prohibición universal y específica de todo tipo de clonación de seres humanos por 271 votos a favor y 154 contrarios. En ella se pide a la Comisión Europea y a los Estados miembros la prohibición de toda forma de clonación y toda forma de investigación o utilización de las ciencias de la vida y de la biotecnología de seres humanos. La misma resolución reitera con insistencia que las Naciones Unidas deberían imponer una prohibición universal y específica de todo tipo de clonación[2]. Otra recomendación fue aprobada en abril de 2003, por 249 votos a favor y 215 en contra, pidiendo que los Estados miembros prohíban la clonación con fines curativos[3].

El Convenio Internacional de Bioprotección de Oviedo, como dijimos, prohíbe explícitamente los experimentos de clonación con fines de "investigación".

Sin embargo, los gobiernos de Alemania y Francia se pronunciaron en la ONU  a favor de la clonación terapéutica, mientras que Inglaterra, Bélgica y Australia ya han aprobado leyes permitiendo esta técnica, bajo el sofisma de denominar al embrión humano, en sus primeros días de existencia, de "preembrión" (como si éste constituyese apenas un tejido o un conjunto de células. Ver punto 1, 3.º arriba); o de tratarse de embriones "no viables" o "sobrantes" (conceptos que evitan aclarar que son seres humanos vivos que serán víctimas de eugenesia).

China declaró su oposición a toda experiencia de clonación, "ya sea con carácter reproductivo o como erróneamente se dice ´terapéutico´ [...]. China no aprueba ni acepta ninguna experiencia de clonación humana, de manera clara y definitiva", afirmó el Ministro de Sanidad[4]. Sin embargo, de forma totalmente contradictoria, en la ONU, ese país se pronunció de forma favorable a la clonación terapéutica.

El Gobierno Bush ha pedido al Senado norteamericano que prohíba los experimentos destinados a la clonación humana, incluso terapéutica[5]. El Congreso de ese país aprobó, a comienzos del año 2003, (por 241 fotos a favor y 155 en contra), una ley prohibiendo todo tipo de clonación, con penas de 10 años de prisión y multas de un millón de dólares a quienes la contravengan. El proyecto debe pasar al Senado[6].

 

 

[1] Zenit, 24-9-2002.

[2] Zenit, 21-11-2002.

[3] Cf. El País, 11-4-2003.

[4] Zhang Wenkang a la Agencia China News, en Zenit, 29-11-2001.

[5] ABC, 11-4-2002.

[6] Cf. ABC, 1-3-2003.

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