Profunda depuración moral de los ambiente sociales y públicos
Como quedó demostrado, los problemas de la adicción al sexo, el acoso sexual, la pornografía y el SIDA han llegado a límites de riesgo inaguantables.
La propia UNICEF, entidad laica que no comparte nuestros valores cristianos, alarmada con la situación, promovió un acuerdo internacional que prohíbe la prostitución infantil y la pornografía, que fue suscrito por 89 países y ya ratificado por 14 de ellos, entre ellos España[1].