Pero la eugenesia puede llegar a los mayores absurdos. Así, según la prensa, una lesbiana sordomuda, en los Estados Unidos, planeó y consiguió por medio de fertilización in vitro, tener un hijo también sordo, como deseaba, declarando que no se trataba de una desventaja, sino de una "seña de su identidad cultural"[2].

El London Times, de 12 de octubre de 2002, reveló que científicos británicos y estadounidenses han desarrollado un test que descubre embriones cuyos defectos pueden conducir a malformaciones. El nuevo test también permite a los científicos examinar más de cien defectos congénitos. El anuncio provocó preocupación de que estos proyectos sean un tobogán que conduzca a la producción de niños de diseño[3].

En el siglo pasado tuvimos la eugenesia hitleriana, impuesta por el Estado, que tanto rechazo despertó en toda persona que tuviese un mínimo de sentido de paternidad o maternidad. Hoy, asombra que sean los padres quienes, influidos por la moda, los medios de comunicación y por ideologías antinaturales, pidan la eugenesia entre sus propios hijos. Se trata, sin duda, del mundo, no sólo poscristiano, sino poshumano, en el cual estamos amenazados de sucumbir, si no actuamos con urgencia, energía y profundidad.

Toda razón tenía el Presidente de la Federación Mundial de Científicos, Antonino Zichichi, cuando declaró que "la Ingeniería genética es más peligrosa que la bomba atómica"[4].

 

 

[1] El País, 23-10-2002.

[2] Cf. ABC, 14-4-2002.

[3] Zenit, 26-10-2002.

[4] Alfa y Omega, 16-5-2002.

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