Imágenes obscenas o textos mórbidos de una perversidad increíble invitan al lector a entrar en contacto con las pobres víctimas de la explotación sexual y de la prostitución.

Es fácil percibir el grado de peligrosidad que encierran esos pequeños anuncios, con el respectivo número de teléfono, y en donde figuran el precio y todo lujo de detalles del «servicio prestado».

Las secciones llevan como subtítulos agencias matrimoniales, líneas eróticas, masajes, relaciones personales, relax, etc.

El número de esos anuncios de tráfico infame del cuerpo humano es impresionante: en un día de semana, en uno de los principales periódicos españoles, de ámbito nacional, se puede contabilizar una media de 200 a 400 anuncios de contactos, llegando a alcanzar los 500 los fines de semana.

Y lo peor es que todo esto entra en las casas silenciosamente, todos los días, a través de los periódicos considerados como serios.

Se calcula que al día cada periódico gana cerca de 15.000 euros, lo que equivale a una entrada de 400.000 euros por mes. Por año, los grandes periódicos españoles ganan cerca de 5 millones de euros gracias a la publicidad de la prostitución.

En el año 2003, Marjorie Scardino, Consejera Delegada del Grupo Pearson, editor del Financial Timesy del The Economist manifestó su asombro por el hecho de ser nuestro país el único en Europa que publica anuncios de prostitución en los periódicos.

En el mismo año, el conocido The International Herald Tribune dejó de publicar este tipo de anuncios, pues eran contrarios a su línea editorial.

Cuando fue debatida la ley integral contra la llamada violencia de género, se dijo que el texto modificaría la ley general de publicidad con la finalidad de que fuesen retirados anuncios que usaran de forma ilícita el cuerpo de la mujer.

A pesar de ello, parece que los periódicos no tomaron en consideración estas disposiciones.

Pero hay un agravante en este tipo de anuncios: puede ser visto libremente por los menores. Todos los padres y madres deben tener la libertad de poder comprar el periódico y no estar preocupados por dejarlo escondido para que no caiga en manos de los hijos. En caso contrario, los principales periódicos de España deberían ser calificados como publicaciones para adultos.

Más de un millón de familias reciben estos diarios con anuncios que dan números de teléfonos, a los que cualquier adolescente puede llamar[1].

 

 

 

[1] En noviembre de 2004, S.O.S. Familia promovió una petición al Defensor del Pueblo para que interviniese ante los poderes públicos competentes con el fin de que sea aplicada la ley en lo que dice respecto a la difusión, venta y exhibición de material pornográfico entre los menores de edad.

En concreto, nos referimos a la publicidad de la prostitución que los periódicos estampan en sus páginas de clasificados con imágenes obscenas y textos mórbidos, que incitan a los lectores a entrar en contacto con las víctimas de la explotación sexual.

El 3 de marzo de 2005 fueron entregadas las firmas al Defensor del Pueblo.

El día 11 del mismo mes, esta Institución respondió a S.O.S. Familia con un importante y extenso escrito mostrando el constante trabajo del Defensor del Pueblo para conseguir la protección de la juventud y de la infancia. Terminaba la misiva con el compromiso de que el Defensor del Pueblo, dentro de sus competencias, seguirá actuando y vigilando en este sentido, así como agradeciendo los esfuerzos encomiables que las organizaciones (como es el caso de S.O.S. Familia) dedican a este fin.

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