También en Suiza se presiona por otros desdoblamientos de la eutanasia: "La Sociedad Suiza de Neonatología acaba de recomendar en su último boletín la eutanasia pasiva en bebés prematuros con menos de 24 semanas". En cuanto a países como España, Estados Unidos, Alemania y Japón intentan salvar a los niños menores de 24 semanas con todos los medios a su alcance[2].

 "En Francia, el Comité de Ética sobre medicina y biología (CCNE) abrió el pasado mes de marzo por primera vez la puerta a la posibilidad de la eutanasia en casos ´excepcionales´, según se recogía en un informe divulgado por aquel órgano consultivo del Gobierno. El organismo, que es la máxima instancia consultiva en Francia sobre asuntos de ética en medicina y biología, cita como casos excepcionales aquellos en los que no se controla el dolor a pesar de los medios disponibles"[3].

 "El caso holandés --nos informa un reportaje de la agencia Reuters-- el año pasado, abrió el camino para la aprobación de ley semejante en Bélgica. Francia también se prepara para debatir el tema, y el ministro de Salud, Bernard Kouchner, que es médico, no sólo apoya la iniciativa sino que admitió haber practicado la eutanasia, cuando trabajó en Vietnam y en Líbano.

Médicos italianos también se preparan para discutir la cuestión. En Gran Bretaña [...] el asunto es aún más polémico [...]. El debate también es intenso en Australia..."[4].

"Abismo que llama al abismo...", nos enseña la Sagrada Escritura[5].

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"Se llega, incluso, a proponer con creciente insistencia la eutanasia como solución para las situaciones difíciles. Por desgracia, el concepto de eutanasia ha ido perdiendo en estos años para muchas personas aquellas connotaciones de horror que suscita naturalmente en quienes son sensibles al respeto de la vida. Ciertamente, puede suceder que, en casos de enfermedad grave, con dolores insoportables, las personas aquejadas sean tentadas por la desesperación, y que sus seres queridos, o los encargados de su cuidado, se sientan impulsados, movidos por una compasión malentendida, a considerar como razonable la solución de una 'muerte dulce´. A este propósito, es preciso recordar que la ley moral consiente la renuncia al llamado 'ensañamiento terapéutico´ , exigiendo sólo aquellas curas que son parte de una normal asistencia médica. Pero eso es muy diverso de la eutanasia, entendida como provocación directa de la muerte. Más allá de las intenciones y de las circunstancias, la eutanasia sigue siendo un acto intrínsecamente malo, una violación de la ley divina, una ofensa a la dignidad de la persona humana. (Cf. Encíclica Evangelium vitae, 65)"[6].

Juan Pablo II

[1] ABC, 3-4-2002.

[2] Cf. ABC, 3-8-2002.

[3] Zenit, 29-11-2000.

[4] O Estado de São Paulo, 2-4-2002.

[5] Salmo 42, 8.

[6] Carta a los ancianos, 1-10-1999, núm. 9.