Pero el problema tiene proyecciones aún más tenebrosas. Según un artículo de Vicente Verdú, en El País[1], "hasta ahora no ha existido en internet un asunto más solicitado y canjeado que el sexo, en sus múltiples versiones y perversiones.
"Pero esta pornografía --continúa el autor-- ha alcanzado la máxima saturación y ahora los espectáculos, las modas más cool, se relacionan con algún elemento satánico, funerario o macabro".
Dejamos el tema para meditación del lector...
[1] 29-11-2002.