Es una guerra cultural que esconde por detrás una guerra ideológica, moral y religiosa. La manipulación y cambio del lenguaje, tiene por objetivo un transbordo ideológico, mental y de comportamiento, el más radical de la Historia de la Humanidad.

De hecho, nunca existió la pretensión, no sólo de destruir la institución de la familia tradicional, sino la de querer borrar de las mentalidades el propio sentido de las palabras "madre" y "padre"; "marido" y "mujer".