El hombre no sólo quiere olvidarse de Dios, sino destruir, lo más posible, su imagen y semejanza con Él.

"Seréis como dioses" prometió la serpiente al hombre. "Al embrión humano se le trata como al de un cerdo", aseguró el Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco, a propósito de la aprobación de la mencionada Ley de Reproducción Asistida.