Pero sus acusaciones son aún más claras: ciertos programas emitidos en horas en las que son vistos por menores son incitaciones a la desvergüenza, a la falta de sentido y a la deprovación moral.

Múgica considera necesario abrir un gran debate nacional sin eludir el tema de las sanciones.

Las televisiones esgrimen el argumento de la libertad como principio supremo para diseñar sus contenidos, pero se aprovechan de la libertad "para destrozar aquella sensibilidad o inteligencia que hace digna la vida de ser vivida", concluyó el Defensor del Pueblo.