El aborto, los anticonceptivos, los preservativos, las píldoras abortivas, el abandono del matrimonio, los divorcios, las uniones del mismo sexo, la falta de estímulo económico, la incompatibilidad laboral con la maternidad; todo ha sido hecho en estos últimos 25 años para acabar con nuestro futuro que son los niños.

¿La medida de pagar 2.500 euros por hijo es insuficiente y electoralista?

Lo que importa, sobre todo, es que constituye el primer reconocimiento (¡cuán tímido e implícito!) de una política nefasta que nos llevó a este suicidio colectivo que constituye el anti-natalismo.

Reconocimiento, también, de que la familia es - a pesar de toda esta embestida - la más popular y benéfica de las instituciones sociales.