El aborto no es una operación segura. Muchas veces se arriesga la capacidad de tener hijos, cuando no la salud física de la madre. Suelen producirse hemorragias, infecciones, lesiones del cuello uterino, perforación del útero o del intestino, predisposición a abortos espontáneos, inflamaciones de la pelvis, complicaciones en partos posteriores, partos prematuros, cáncer de senos, predisposición para embarazos ectópicos (fuera del lugar normal), etc.

Desde el punto de vista psicológico y emocional, la mayoría de las mujeres experimenta remordimiento por la falta del hijo que debería haber existido. Es común la  ansiedad y depresión, especialmente en adolescentes. El síndrome postaborto trae angustia, ansiedad, uso de drogas, pérdida de la autoestima, sentimiento de culpa, insomnio, dificultad de concentración, depresión, misantropía. Este síndrome puede manifestarse hasta varios años después de producido el aborto[1].

 

 

[1] Cf. S.O.S. Familia, Aborto 50 preguntas  - 50 respuestas. En defensa de la Vida Inocente, 1998, pp. 24-26.